sábado, 18 de junio de 2011

EL CANTO GREGORIANO

El canto gregoriano, inicialmente canto cristiano es un tipo de canto llano (simple, monódico, sin saltos: movimientos por grados conjuntos y con una música supeditada al texto) utilizado en la liturgia de la Iglesia Católica Romana, aunque en ocasiones es utilizado en un sentido amplio o incluso como sinónimo de canto llano. Surge en el año 33 d.C., época en que los cristianos comienzan a ser perseguidos y oraban en catacumbas donde no podían ser encontrados. La denominación canto gregoriano procede de atribuírsele su recopilación al Papa San Gregorio Magno, siendo una evolución del canto grecorromano con influencias del canto galicano. Debe aclararse y entenderse que el Canto Gregoriano no es inventado por el Papa Gregorio Magno, éste ya existía desde hacía tiempo, pero el guía católico lo difunde y desarrolla dándole su nombre a este canto ancestral.

Desde su nacimiento, la música cristiana fue una oración cantada, que debía realizarse no de manera puramente material, sino con devoción o, como lo decía San Pablo: «Cantando a Dios en vuestro corazón». El texto era pues la razón de ser del canto gregoriano. En realidad el canto del texto se basa en el principio de que, según san Agustín, «El que canta bien, ora dos veces». El canto gregoriano jamás podrá entenderse sin el texto, el cual tiene prelación sobre la melodía y es el que le da sentido a ésta. Por lo tanto, al interpretarlo, los cantores deben haber entendido muy bien el sentido del texto. En consecuencia, se debe evitar cualquier impostación de voz de tipo operístico en que se intente el lucimiento del intérprete. Del canto gregoriano es de donde proceden los modos gregorianos, que dan base a la música occidental. De ellos vienen los modos mayores y menores, y otros cinco menos conocidos

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