sábado, 29 de mayo de 2010

MARIO LANZA

Alfredo Arnold Cocozza nació en 1921 en Filadelfia. Sus padres eran inmigrantes italianos. Su madre, María Lanza, tenia una hermosa voz, pero no pudo estar en los escenarios porque su padre no se lo permitió. El padre de Alfredo, Antonio Cocozza, fue un héroe de la I Guerra Mundial. A los cinco años, Alfredo mostró un gran interés en la vieja Vitrola (gramola con motor a cuerda) familiar.

A los dieciséis años, anunció su intención de convertirse en cantante. Su madre, entusiasmada con el sueño que no había podido cumplir, le dio todo el apoyo posible y le hizo tomar lecciones de canto. Fue descubierto por el director Sergei Koussevitzky, que quedó tan impresionado con su voz que le garantizó una beca. Fue entonces cuando decidió usar Mario Lanza como sobrenombre artístico, con el apellido de su madre, quien no pudo cantar.

En el Festival de Música de Berkshire hizo su debut, en la obra Las alegres comadres de Windsor. Su carrera operística fue interrumpida por la Segunda Guerra Mundial, cuando fue asignado a los Servicios Especiales de la Fuerza Aérea Estadounidense. Retomó su carrera de cantante en octubre de 1945 en un programa de la cadena radial CBS denominado Great Moments in Music (Grandes momentos de la música), donde hizo seis apariciones cantando música operística. Más tarde estudió bajo la dirección de Enrico Rosati por quince meses.

Posteriormente, inició una extensa gira de 86 conciertos en los Estados Unidos, Canadá y México entre julio de 1947 y mayo de 1948. A raíz de un concierto en el Hollywood Bowl su talento llamó la atención del ejecutivo y fundador de la cinematográfica MGM (Metro-Goldwyn-Mayer), Louis B. Mayer, quien hizo firmar a Lanza un contrato cinematográfico de siete años de duración.

Fue despedido en 1952, después de grabar las canciones de la cinta The Student Prince (El príncipe estudiante). La razón más frecuentemente citada en la prensa del momento fue el recurrente problema de peso que le hacía imposible encajar en el vestuario del Príncipe, pero según sus biógrafos la razón real fue una discusión que se generó con el director inicial de la cinta, Curtis Bernhardt, quien exigió al tenor que grabara de nuevo la banda sonora porque le parecía que estaba cantada «de una manera muy emocional». Mario Lanza decidió no trabajar en esta película con este director, a no ser que fuese designado otro. MGM se negó a sustituir a Bernhardt, y la película se hizo posteriormente con el actor Edmund Purdom doblando la voz de Lanza. Irónicamente, el director de la película fue Richard Thorpe, el mismo hombre propuesto por Lanza ante MGM para sustituir a Bernhardt, y con quien había tenido una excelente relación de trabajo en El Gran Caruso.

Regresó a la actividad cinematográfica en 1955 en la cinta Serenade (Serenata), de Anthony Mann, con Joan Fontaine y Sara Montiel. Sin embargo, a pesar de su fuerte contenido musical, no fue un filme tan exitoso como los anteriores. Lanza se trasladó a Roma en mayo de 1957, donde trabajó en la película Las Siete Colinas de Roma y volvió a realizar una serie de conciertos de fama en todo el Reino Unido, Irlanda y el continente europeo. A pesar de que su salud decaía, lo que se tradujo en una serie de cancelaciones durante este período, Lanza siguió recibiendo ofertas para óperas, conciertos, y películas

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