Erich Wolfgang Korngold (Brno, Imperio austrohúngaro -actual República Checa-, 29 de mayo de 1897 - Los Ángeles, EE. UU., 29 de noviembre de 1957).
Compositor de gran prestigio en Hollywood, además de cinco óperas y varias obras orquestales, de cámara y canciones. Nace en Brno, por entonces parte del Imperio austrohúngaro, hijo de uno de los críticos más importantes de su tiempo, quien le enseñaría lo fundamental del problema de la música en la comodidad del hogar. Su madre solía decir: «Erich siempre tocó el piano», nadie sabe con exactitud cuando se le descubrió su genialidad, pero es sin duda el niño prodigio más interesante de la historia, pues además su estilo musical pareciera haberse formado desde el útero y no cambió nunca en toda su vida. Siempre se le puede reconocer como Korngold.
Desde una edad temprana destacará en sus composiciones (así lo vieron Gustav Mahler, Richard Strauss y Bruno Walter); con tan sólo once años estrenará en el Teatro Imperial su primera obra. Luego vino la obertura Schauspiel, que su maestro Alexander von Zemlisnky no podía creerle que hubiese orquestado solo, a sus 14 años. Ya antes de la primera guerra mundial apareció publicado en un periódico vienés una estatua del compositor cubriendo todo el frontis de la Ópera de Viena. Sus primeras dos óperas en un acto tuvieron gran éxito, pero nada comparado con lo que fuera el mayor éxito de su vida: Die tote Stadt (La ciudad muerta), compuesta durante varios años y cuya canción del primer acto aún es cantada por sopranos alrededor del mundo.
Korngold nunca diferenció música de concierto del resto de las músicas, no tenía ningún problema en ser director de opereta, y en este trabajo siempre contó con la voz de Richard Tauber y sobre todo Max Reinhardt, el influyente director escénico alemán. Gracias a este director tendrá la oportunidad de mostrar su valía en la incipiente industria cinematográfica hollywoodiense. Será llamado para ilustrar musicalmente El sueño de una noche de verano (1935), adaptando a Mendelssohn. Debido a la calidad de la adaptación hará que firme un contrato inusual para la época donde se trabaja bajo un concepto fordiano de producción. Disfrutará de una total libertad para elegir películas y realizar composiciones, así se librará de la presión ejercida por los productores. Como consecuencia únicamente tendrá en su haber la escasa cifra de veinte películas, pero siendo cada una de ellas una verdadera joya musical.
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